martes, noviembre 5

Mil años hablando catalán y todavía no se han enterado

Aparición del catalán

Los lingüisticas fijan los siglos X y XI como el momento en el cuál las diferentes lenguas románicas, entre ellas el castellano y el catalán, ya se distinguen perfectamente del latín. Se conservan varios escritos en catalán del siglo XI, aunque el primer libro escrito directamente en catalán es del siglo XII, las Homilíes d’Organyà (los anteriores eran traducciones del latín).

Extensión del catalán

Desde aquel momento, en el territorio de la actual Catalunya el único idioma que hablaba el pueblo era el catalán y así fue durante 700 años.

Algunos nobles y eclesiásticos con acceso a la educación también hablaban otras lenguas, desde el latín hasta el castellano o francés. Estas dos lenguas eran consideradas extranjeras y en todo caso era el francés la que tenía mayor preponderancia (hasta 1659 el 30% del territorio de Catalunya estaba al norte del Pirineo y, por tanto, el contacto con la lengua francesa no tenía ningún barrera geográfica relevante). Además, durante el siglo XVIII y XIX, desde la Ilustración hasta la ocupación napoleónica, pasando por la Revolución francesa, buena parte de los pensadores catalanes eran considerados “afrancesados” por su cercanía ideológica con los intelectuales franceses.

Con la conquista de las Baleares iniciada en 1229 por Jaume I el Conqueridor y la reconquista de Valencia en 1232, el catalán se fue extendiendo a esos territorios, igual que el castellano lo hizo por el sur de la península.

Introducción del castellano en Catalunya

Durante 700 años la única lengua que se había hablado en Catalunya era el catalán. La introducción del castellano empezó en 1716 con la proclamación del Decreto de Nueva Planta y otras leyes e instrucciones. Se impusó la obligatoriedad del castellano como lengua de uso público y administrativa, se eliminó de las universidades y con el tiempo de las escuelas, y sufrió diferentes niveles de represión.

La forma más sencilla de demostrar estos hechos es con los propios escritos del Rey y del Consejo de Castilla:

1712 - 20 de febrero - Se dictan instrucciones secretas a los corregidores del territorio catalán: “Pondrá el mayor cuidado en introducir la lengua castellana, a cuyo fin dará las providencias más templadas y disimuladas para que se consiga el efecto, sin que se note el cuidado”

1714 Felipe V "se procure ir introduciendo la lengua castellana en aquellos pueblos donde no la hablan"

1715 La Consulta del Consejo de Castilla escribe “en el aula no debe haber ningún libro en catalán, dónde tampoco se hablará ni escribirá esta lengua y dónde la doctrina cristiana se enseñará y será aprendida en castellano…. No se han de escoger medios débiles y menos eficaces sino los más robustos y seguros, borrando de la memoria de los catalanes todo aquello que pueda conformarse con sus abolidas constituciones, usos, fueros y costumbres".

1716 Los miembros del Consejo de Castilla piden al Rey que procure que, en Cataluña, todos los funcionarios sean castellanos.

1717 Felipe V manda suprimir las ocho universidades catalanas y las sustituye por la de Cervera con la enseñanza exclusiva en castellano.

1755 artículo 10 del Decreto de Visita del Provincial de los Escolapios por el cual se manda a todos los religiosos de la orden a hablar sólo en castellano y latín, tanto entre sí como con el resto de la población. La pena por hablar en catalán es vivir en régimen de pan y agua.

1768 El conde de Aranda promueve real cédula16 por la cual se prohíbe la enseñanza del catalán en las escuelas de primeras letras, latinidad y retórica; se expulsa el catalán de todos los juzgados, y se recomienda que lo hagan también las curias diocesanas.

Convivencia del catalán y castellano durante los siglos XVIII y XIX

Lógicamente no hay grabaciones que puedan probar si el castellano se introdujo o no entre los catalanes como lengua propia durante estos siglos. Para ello, los lingüistas sólo se pueden basar en los documentos escritos. En este sentido, como consecuencia de los decretos que hemos visto en el punto anterior, mucha de la documentación pública era en castellano, pero esto no prueba que en la vida privada el pueblo conociera el castellano.

Los que defienden que el castellano estaba presente de forma importante en Catalunya aducen que prácticamente no hay obras literarias en catalán durante esa época y que toda la educación era en castellano.

Los que defienden que la presencia del castellano era minoritaria y limitada a un parte de la población se basan en:

  • A pesar de la prohibición del uso del catalán para la vida pública, la mayoría de actos notariales y partidas de nacimiento en las vicarías estaban en catalán, precisamente porque el pueblo no entendía el castellano.

  • No hay un gran producción literaria, especialmente en el siglo XVIII, en catalán… pero tampoco la hay en castellano por escritores de Catalunya. Es decir, este dato sólo muestra la pobreza literaria de la época pero nada más.

  • Si tenemos en cuenta el bajo índice de alfabetización de aquella época (la primera estadística oficial de España es de 1841 con un 24% de personas que sabían leer y/o escribir), es imposible que la mayoría del pueblo llano que no podía acceder a la educación enseñara a sus hijos una lengua, el castellano, que para ellos era extranjera.

Renaixença catalana (renacimiento catalán)

A partir de mitad del siglo XIX, empieza en Catalunya un movimiento de recuperación no del catalán en la vida privada que, como hemos visto, siguió siendo la lengua materna, sino en la pública como vehículo cultural.

Algunos españoles confunden este movimiento con una “reintroducción” del catalán como si se hubiera dejado de hablar durante dos siglos.

En realidad, a principios del siglo XX, en Catalunya hacía 1000 años que el pueblo hablaba exclusivamente catalán, mientras que el castellano seguía siendo una lengua adscrita al uso administrativo y público y predominante en la cultura pero no hegemónica en su uso cotidiano. Es cierto que las familias de alto nivel económico educaban a sus hijos en castellano, pero como muchos lo hacen ahora en inglés. El castellano entonces y el inglés ahora eran las lenguas que hablaban el poder político y/o económico y, por tanto, era lógico que las élites quisieran conocerlos.

Dictadura Primo de Rivera

En 1923, con la dictadura de Primo de Rivera, volvió la represión del catalán. De nuevo con un par de ejemplos textuales hay de sobras:

Circular 19 Octubre 1923: “sancionar severamente a todos los maestros que suplanten el castellano por otra lengua”.

Real orden 1926: Artículo 1: 'Los maestros que proscriban, abandonen o entorpezcan la enseñanza del idioma oficial en aquellas regiones en que se conserva otra lengua nativa, serán sometidos a expediente, pudiendo serles impuesta la suspensión de empleo y sueldo'. Artículo 2: 'En caso de reincidencia podrá acordarse su traslado a otra provincia donde no se hable más que la lengua oficial'.

Dictadura de Franco

Suma y sigue. Más ejemplos:

Circular del Gobernador Civil Wenceslao Gonzalez Oliveros de 28 de julio de 1940:

1.- …todos los funcionarios interinos de las corporaciones provinciales, municipales de servicio, dentro o fuera de los edificios públicos oficiales, se expresen en otro idioma que no sea el oficial del estado, quedaran ipso facto destituidos, sin ulterior recurso.

Orden del Servicio Nacional de Prensa y Propaganda, Subdelegación Provincial de Barcelona: cumpliendo con las indicaciones hechas por el Sr. Gobernador Civil, para vigilar el exacto cumplimiento de la disposición que prohíbe a los españoles el uso en público del catalán u otros dialectos diferentes de la Lengua Española, único Idioma Oficial de la Nación…

Artículo 1. Todas las manifestaciones sociales y culturales de carácter público expresadas en lengua catalana quedan prohibidas en todo el territorio nacional, quedando el catalán para su uso estrictamente privado y familiar.


A muchos españoles os puede parecer anacrónico hablar de dictaduras y represión de la lengua, pero en las familias catalanas sus resultados todavía se ven cada día. Mi madre recuerda como si fuera ayer, cuando su abuela con el franquismo dejó de salir a la calle. La mezcla de vergüenza y miedo por no saber hablar castellano se lo impedía. Y no es que fuera una campesina que viviera aislada del mundo. Era descendiente de nobles catalanes, su lengua materna era el catalán y la segunda lengua el francés.

O sin ir tan lejos, mi padre a pesar de ser hijo de republicano catalanista exiliado, habló siempre con su hermano en castellano. O mi madre, todavía hoy con sus hermanos mayores habla en catalán, mientras que con los que nacieron después de la Guerra Civil lo hace en castellano. ¿Os podéis imaginar cómo debe sentirse alguien cuando por la represión de su lengua materna acaba hablando con su propia familia en una lengua que no es la suya? Así es como se han sentido varias generaciones de catalanes…

En todo caso, la razón de repasar la historia del catalán no es para lamentar las diferentes persecuciones ha sufrido sino para hacer comprender a los que no viven en Catalunya que, durante 1000 años, la lengua de los catalanes ha sido el catalán. Y que el castellano, si es hoy también una lengua de los catalanes, ha sido por una parte por imposición y, por otra, por el gran número de inmigrantes que ha recibido (un 25% de los residentes hoy en Catalunya han nacido fuera de ella, y más del 50% lo hicieron sus padres).

Situación actual del catalán

La percepción de la mayoría de catalanes es que desde España no se entiende o se acepta que durante 1000 años el catalán ha sido y continua siendo nuestra lengua propia y por eso no se respeta ni se cuida al nivel que deseamos y esperamos.

Lo podemos ver en tres ámbitos:

  1. El catalán en la vida pública-administrativa

  1. El catalán en las escuelas

  1. El catalán más allá de Catalunya


El catalán en la vida pública y administrativa

La visión desde Catalunya es que, como lengua propia y primera de los catalanes, es lógico que se reclame que cualquier funcionario que trabaje en Catalunya conozca el catalán. La mayoría de españoles, sin embargo, no entienden esta postura.

De nuevo, es difícil colocarse en nuestra situación pero sería equiparable a lo que podría suceder en algún momento si el inglés acabara imponiéndose como lengua oficial en Europa o en el mundo. ¿No querría un español, a pesar de entender el inglés, que las personas que le atiendan en su Ayuntamiento o Juzgados lo hicieran en su lengua materna? Pues lo mismo les sucede a los catalanes.

Los catalanes, por nuestra parte, hemos aceptado el castellano como lengua propia, a pesar de que nos ha sido impuesta. La queremos y respetamos (no como hacen otras naciones que sufrieron la misma imposición, como por ejemplo las Repúblicas Bálticas, donde muchos ahora rechazan el ruso, lengua que les fue impuesta en la misma época que el castellano en Catalunya). Por eso no debería ser tan difícil de entender que esperamos el mismo trato por parte de los españoles que vienen a Catalunya. Que quieran y respeten el catalán. ¿O no se expresan igual los españoles cuando un inglés o alemán, después de muchos años de vivir en España siguen sin saber pedir el pan o un café en castellano?

Pero ese es un deseo que no podemos imponer. Lo que sí parece lógico que podamos exigir es que, si el castellano por ser la lengua oficial de España todos los españoles tienen el deber de conocerla, el catalán, por ser lengua oficial en Catalunya, también todos los catalanes deberían tener la obligación de conocerla. Y entre los catalanes también se incluyen aquellos que trabajen o residan en Catalunya.

La Constitución en su artículo 3 dice textualmente:

  1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla.
  2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos.

Interpretando este artículo en el sentido que indicaba previamente, el nuevo Estatut incorporó el deber de conocer el catalán. Sin embargo, el Tribunal Constitucional en el Fundamento Jurídico 14.B de su sentencia determinó que, a pesar de ser lengua oficial en Catalunya, no es obligatorio conocer el catalán. Es decir, rebajó el catalán a una lengua de segunda. El artículo 3 de la Constitución sin duda permitía otra interpretación y, en todo caso, es una cuestión de voluntad política cambiar dicho artículo. Si no se ha hecho, es porque tanto el PP como el PSOE, es decir, la mayoría de españoles no aceptan que en Catalunya el catalán esté al mismo nivel que el castellano.

Lo dicho, en un territorio durante 1000 años se ha hablado una lengua, ahora es otra la que está por encima. Y lo está por imposición. Esta falta de respeto hacia su lengua es la que empuja a muchos catalanes a no sentirse parte de esa España.

En el mismo sentido, muchos españoles reclaman que no debería ser obligatario saber hablar catalán para ser funcionario en Catalunya, especialmente en el ámbito jurídico como queda fijado en el artículo 102 del Estatut de Catalunya. Por eso el PP lo recurrió ante el TC aunque en esta ocasión sentenció (FJ nº21) que, para salvaguardar el derecho de los catalanes de usar su lengua, sí que era constitucional el que dichos funcionarios acreditaran conocer el catalán:

“El apartado 4 del art. 102 EAC tampoco merece reproche alguno de inconstitucionalidad por cuanto el deber de acreditación del conocimiento de las dos lenguas oficiales se predica en el precepto, en términos generales y de principio, como consecuencia inherente de la cooficialidad, respecto del personal al servicio de la Administración de Justicia y de la Fiscalía en Cataluña”

En todo caso, lo de menos es la constitucionalidad o no de estos derechos y deberes. Lo que aquí nos ocupa es la actitud de la mayoría de españoles que con estas posturas muestran su falta de aprecio y respeto hacia el catalán. Lo dicho, no tienen porqué quererlo pero, si ellos se preguntan por qué muchos catalanes se sienten incómodos en este España, aquí tienen la respuesta. Si la actitud fuera diferente, si los españoles vieran con interés aprender el catalán cuando vienen a Catalunya, si entendieran que es nuestra lengua y que por ello tenemos derecho a pedir que los funcionarios que nos atiendan nos hablen en ella, si no vieran un problema sino algo positivo que sus hijos, además del castellano por supuesto, conocieran y aprendieran el catalán, entonces muchos catalanes sí que sentirían que esa España también es la suya.

Y no debería ser tan difícil de entenderlo pero lamentablemente es todo lo contrario. Ejemplos que demuestran que desde España se considera al catalán como una lengua de segunda los tenemos en todos lados. La falta de interés en promover su uso fuera de Catalunya en ámbitos tales como el Senado o el Parlamento Europeo es uno de ellos. Han sido continuas las recriminaciones en ese sentido y se toma por una estupidez que hayan traductores en el Senado o se vota en contra de las peticiones de los europarlamentarios catalanes para que el catalán sea lengua oficial en Europa.

Desde luego parece absurdo que haya traductores en el Senado. ¡Cuán diferente sería si la actitud de los españoles fuera como la de los suizos donde asumen con total normalidad que los diputados deben conocer y hablar perfectamente las tres lenguas, francés, alemán e italiano! En su senado desde luego no hacen falta traductores porque cada uno se expresa en su propia lengua materna, lengua que el resto han tenido el respeto de aprender. Y con esto no pretendo decir que todos los españoles deberían conocer el catalán, faltaría más, sino tan sólo mostrar que otras actitudes pueden hacer que pueblos tan diferentes entre ellos como los cantones suizos vivan juntos sin que nadie se plantee marcharse.


El catalán en las escuelas

Los continuos ataques a la política de inmersión lingüística es otro aspecto por el cuál los catalanes sienten que desde España no se respeta nuestra cultura y lengua.

¿Qué es la inmersión ligüística?

Es el sistema que la mayoría de partidos políticos catalanes eligieron a partir del Estatut de 1979 para construir una educación bilingüe en Catalunya.

¿En qué consiste la inmersión lingüística?

La educación se realiza de forma preferente en la lengua más débil de las dos oficiales, en este caso el catalán. Por eso se le llama lengua vehicular. Paralelamente la impartición de las clases de lengua, tanto las oficiales como las extranjeras, obviamente se realizan cada una en su propio idioma.

¿La inmersión lingüística significa que no se habla castellano en las escuelas catalanas?

Rotundamente no. La Llei d’Educació catalana fija que cada escuela, en función de la situación de sus alumnos, determinará cuál es el porcentaje idóneo de reparto del tiempo del catalán y castellano como lenguas vehiculares, siempre con el objetivo de que al acabar la enseñanza obligatoria los alumnos dominen ambas lenguas.

En los medios de comunicación españoles suelen citarse casos de niños castigados por hablar castellano en el patio pero, aún dándoles el beneficio de la duda, nunca aportan ningún dato estadístico que demuestre si son casos aislados o un conflicto real. En este sentido, todos los padres tienen derecho a realizar reclamaciones ante la Generalitat por asuntos de este tipo. En el 2011, sobre un total de casi 1,5 millones de alumnos, la Generalitat recogió 600 reclamaciones relacionadas con la lengua. De éstas, tan sólo 24 hacían referencia a problemas con el castellano. El resto, 567, eran padres que denunciaban situaciones donde el catalán estaba siendo perjudicado.

¿Qué problemas hay con la inmersión lingüística?

Este sistema tuvo su origen con el Estatut de 1979 y durante 25 años se aplicó en las escuelas catalanas sin que hubiera grandes polémicas. Aunque algunos estuvieron en contra de la misma desde el inicio, ha sido en estos últimos años cuando realmente se ha convertido en objeto de ataque no sólo por parte del PP y de diversos medios de comunicación españoles, sino también de una gente muy significativa: los españoles de a pie. Españoles que viven fuera de Catalunya y que en conversaciones corrientes muestran su indignación porque “un niño español que viva en Catalunya no puede ser educado en castellano”.

Primero dimensionemos el problema para ver si el nivel de la indignación es justificable. En Catalunya hay aproximadamente 1,5 millones de niños escolarizados. Para aquéllos que es la primera vez que llegan a Catalunya, hay un sistema de acogida por el cual los profesores tienen la obligación de dirigirse al niño en castellano, entregarle todos los libros y documentación en castellano, y ofrecerle 6 horas semanales de refuerzo individual hasta que padres y tutor deciden que ya no es necesario. En el 2012, sobre 50.000 nuevos escolares tan sólo 12 padres hicieron la petición de este sistema de acogida.

Si esto lo comparamos, por ejemplo, con Valencia donde en este año escolar 120.000 niños han hecho la petición de educación en valenciano y no la recibirán porque no hay plazas para ello, es inaudito que la polémica esté centrada en el castellano en Catalunya y no en el valenciano en Valencia.

Otra manera de medir la problemática es a través de la reclamaciones que realizan los padres. En el 2011, se recibieron unas 600 reclamaciones en relación al idioma. 600 sobre 1.500.000 millones de escolares. No parecen tantas, pero en realidad son menos porque de estas 600 reclamaciones, 576 eran porque el profesorado no aplicaba correctamente la educación en catalán. Y sólo 24 eran las que hacían referencia al castellano…

Algunos, como la dirigente del PP catalán Alicia Sánchez-Camacho, argumentan que aunque sólo fuera un niño el que exigiera ser educado en castellano, el Estado debería atender ese derecho. Primero, la Constitución sólo dice en su artículo 3 que todos los españoles tenen el deber de conocer el castellano y el derecho de usarla, pero no que los padres tendrán derecho a escoger que sus hijos sean educados sólo en castellano (y así lo reconoce el TC en el FJ 24 de su sentencia sobre el Estatut). Como veremos más adelante, los niños catalanes conocen perfectamente el castellano (en realidad, mejor que el resto de niños españoles), por lo cuál queda garantizado ese deber que marca la Constitución. Segundo, la Constitución sí que determina otros derechos como el del empleo o la vivienda (artículos 35 y 47) que lamentablemente no puede garantizar hoy en día. En este sentido y como simple ejemplo, en el artículo 27.3 la Constitución dice textualmente:

“Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.”

Esto implicaría que un padre que fuera budista o judío o musulmán tendría el derecho de exigir al estado que su hijo fuera educado en su religión, algo que nadie asumiría como lógico al no ser religiones mayoritarias en España. Pues lo mismo sucede con la educación en castellano que, como hemos visto, ni siquiera se garantiza como derecho en la Constitución. ¿Tiene algún sentido cuando el Estado no puede garantizar derechos tan fundamentales como la vivienda o el empleo a millones de personas, que la Generalitat gaste dinero en crear líneas educativas o modifique su política lingüística por la demanda de 12 personas, más viendo que sus resultados son mejores que los del resto de España?

Sería como si un catalán residente en Extremadura exigiera que su hijo fuera educado allí en catalán porque según el artículo 139 de la Constitución “Todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier parte de territorio del Estado”, y si él tiene el derecho de que en Catalunya se eduque a su hijo en catalán, ese derecho también es válido en cualquier otra parte de España. Absurdo, tanto que ningún catalán lo ha exigido nunca.

La Ley de Educación catalana del 2009 fija el catalán como:

“Lengua normalmente empleada como lengua vehicular y de aprendizaje del sistema educativo” (art. 11.1).

Esto no implica que el 100% del contenido curricular deba ser impartido en catalán porque la misma ley obliga a cada centro a desarrollar su propio “proyecto lingüístico” donde, entre otros elementos deberán fijar:

“Los criterios generales para las adecuaciones del proceso de educación de las lenguas, tanto globalmente como individualmente, a la realidad sociolingüística del centro” (art. 14.d).

Asimismo, el Departamento de Educación de la Generalitat deberá definir las estrategias de inmersión lingüísticas:

“Teniendo en cuenta la realitad sociolingüística, la lengua o las lenguas de los alumnos y el proceso de educación del castellano”

Es decir, cada centro determina la proporción de catalán y castellano para cumplir el artículo 10 de la misma ley según la cual:

“Los currículums deben garantizar el pleno dominio de las lenguas oficiales catalana y castellana al finalizar la educación obligatoria”

Y por eso, para cumplir ese objetivo de que los niños salgan conociendo perfectamente castellano y catalán, teniendo en cuenta factores como…

  • Alta inmigración
  • Preponderancia del castellano en los medios y vida pública en general
  • Siendo consecuencia lo anterior en buena parte de la represión histórica que ha sufrido el catalán
  • Y a que, en una situación de bilingüismo, si existe una la lengua más débil que la otra (por razones como las anteriores), la fuerte se acaba imponiendo

… en su momento se determinó que el mejor sistema para garantizar esos objetivos era la inmersión lingüística en la lengua débil. Es decir, en este caso vehicular la educación de forma prioritaria en catalán.

Y los resultados así lo avalan en un doble sentido. Por un lado, no hay conflictos en las escuelas, ni en la vida pública. Y por otro según el último informe PISA 2009, los alumnos catalanes tienen una conocimiento de lectura y comprensión superior a la media de los españoles y por encima de los de las CCAA de Andalucía, Murcia, País Vasco, Extremadura, Comunidad Valenciana, Galicia, Canarias y Baleares. Y cuando este análisis se desglosa entre catalanoparlantes y niños que tienen otras lenguas maternas es verdad que este últimos tienen puntuaciones más bajas pero todavía superiores a la media española. En realidad, su menor puntuación está directamente relacionado con su nivel socio-económico al ser en su mayoría inmigrantes. Si se desglosa la puntuación por grupo socio-económico y los comparamos entre ellos (p.e. los catalanoparlantes del cuartil superior socio-económico contra los de otras lenguas maternas del mismo quartil), las diferencias son mínimas (tan sólo 1.5%) (ver página 131 Resultados Pisa 2009).

En otras CC.AA. con dos lenguas oficiales, Valencia, Euskadi y Baleares, el sistema de educación no se basa en la inmersión lingüística sino en ofrecer dos líneas, una en cada idioma. Aparte de las dificultades de gestión, los sobrecostes e ineficiencias que ello implica (p.e. como en la C.A. Valenciana donde 120.000 niños no han podido acceder a su demanda de ser educados en catalán), en Catalunya se descartó esta opción principalmente para evitar crear dos comunidades. Es decir y con un ejemplo muy visual: evitar que en el patio jueguen un partido los “catalanes” contra los “castellanos”.

En relación, por ejemplo a los sobrecostes, el propio TC en la sentencia 195/1984 respondiendo a un valenciano que exigía poder llevar a su hijo a una escuela con lengua vehicular en lengua valenciana, determinó que su demanda no podía ser asistida "del derecho a hacer valer en cualquier Centro público su preferencia por el valenciano, como lengua educativa para su hijo, con la correlativa carga para los poderes públicos de crear o habilitar cuantos centros sean necesarios para que la proximidad en la que el Centro docente debe encontrarse respecto del domicilio del alumno no experimente alteración alguna por razón de las preferencias lingüísticas de los padres”. Es decir, que como disponer de una línea en valenciano en cada escuela no es razonable desde un punto de vista económico si la demanda no lo justifica, el demandante no puede considerarse perjudicado en sus derechos. Aplicado a la situación en Catalunya donde sobre 50.000 nuevos niños escolarizados sólo 12 han demandado refuerzo en castellano, es por tanto lógico y constitucional (según la jurisprudencia del TC) que dicha prestación sea realizada de forma individual y no colectiva.

A pesar de ello muchos opinadores, políticos y españoles en general reclaman que en Catalunya existan dos líneas, una en catalán y otra en castellano, pero, como ya hemos mencionado esta posibilidad no es constitucional como el propio TC sentenció. En relación a la política lingüística de la Generalitat lo que determinó el TC en su FJ 24 no es que deberían existir dos líneas sino que en la única línea el catalán podía ser lengua vehicular pero no exclusiva. La postura de la Generalitat frente a la sentencia es que, al estar en manos de cada escuela el determinar el % de currículum impartido en cada lengua, efectivamente así se cumple quedando garantizado ese derecho en cuanto cualquier alumno que solicité asistencia en ese sentido tendrá clases de refuerzo que serán en castellano, pasando a ser por tanto para ese alumno lengua vehicular.

De hecho, el propio TC en el FJ 1.B de la sentencia del 1994 determinó que los poderes autonómicos debían “establecer medidas de carácter flexible en la ordenación legal de las enseñanzas para atender estas especiales situaciones personales”.

Sin embargo, el PP con la nueva Ley de Educación lo que exige es que la Generalitat fije por ley qué % de la educación debe ser realizada como mínimo en castellano. La postura de, no sólo del 79% de los diputados del Parlament, sino también de todas, absolutamente todas, las asociaciones de escuelas y padres de Catalunya, es que no tiene sentido fijar este % porque es mucho mejor que cada escuela determine la proporción más adecuada según sus circunstancias.

En todo caso, es curioso que el PP, después de aceptar durante más de 25 años la inmersión lingüística, sea ahora cuando quiera rebatirla. ¿A qué se debe el cambio de opinión si precisamente es ahora cuando se disponen datos de que los resultados han sido óptimos?

Aunque, en realidad, sí que es verdad que los resultados podrían mejorar pero siempre en el caso del catalán.

Finalmente, algunos medios, en referencia a este tema, citan un documento llamado “Las 10 mentiras de la inmersión”. Sería demasiado largo rebatir las 10 argumentaciones, por eso he elegido la más simple de contradecir. En la mentira nº 3 (pág 5) dice textualmente que el informe del 2008 de la UE sobre la situación de las lenguas Minoritarias “invalidó rotundamente el modelo de inmersión lingüística” catalán. Aquí podéis ver el informe completo de la UE (2ª ronda). A partir de la página 29 analiza la situación del catalán. En todos los puntos que son responsabilidad de la Generalitat el comité se felicita por el “cumplimiento ejemplar” de la Carta europea. Sin embargo, en todos los puntos donde recae en el Gobierno central defender el catalán, como mínimo, se indica que “El comité de expertos considera que los compromisos se cumplen parcialmente”.

Al final del informe (pág 147), también podréis ver sus recomendaciones generales. En el caso de Catalunya, no hay ni un solo pero a la política actual. Cabe decir, en cambio, que son varias las recriminaciones del informe a los Gobiernos de Aragón, Valencia y Baleares por no garantizar a su población catalanoparlante todos los derechos de la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias.

Hace apenas un mes, salió el Informe de la UE (3ª ronda). Los puntos 39 y 257 hablan del cambio que ha supuesto la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la política de inmersión lingüística. La lectura que sobre el informe hacen los medios españoles es que estos comentarios del comité implican un varapalo a la inmersión. Sin embargo, si se leen en detalle, se advierte que, por un lado, el comité informa sobre las obligaciones de la nueva situación y, por otro, comenta que las recomendaciones europeas “no necesariamente implican que este tipo de educación –inmersión lingüística- sea obligatoria para todos los alumnos, ni que el 100% de las asignaturas necesiten ser enseñadas en la lengua minoritaria”. Es decir, que sus recomendaciones no obligan a que el catalán sea la lengua vehicular en un 100%... pero tampoco la prohiben. Además, como hemos visto, la inmersión lingüística en Catalunya no es del 100% sino que cada escuela decide el % más oportuno.

Más allá de todos estos argumentos, estos catalanes no acaban de entender por qué los españoles que no residen en Catalunya viven este tema con tanta pasión cuando en realidad no están afectados. Es verdad, lo podrían estar si algún día deciden trasladar su residencia a Barcelona, por ejemplo. Pero si cuando algún español va a vivir a Inglaterra, Francia o Italia, nadie ve como un problema el que sus hijos estudien en esas lenguas extranjeras sino todo lo contrario porque lo valoran como algo positivo, ¿por qué no tienen la misma actitud hacia el catalán?

Cuantas veces hemos visto a padres o abuelos orgullosos de que sus hijos hablen, canten o reciten un poema en inglés, alemán o francés. En cambio ¿alguna vez, una sola, habéis visto a algún padre español explicar orgulloso que su hijo también habla catalán?

Esta cuestión llega a tales extremos que incluso el PP lo ha utilizado en sus campañas en Andalucía, donde se dice textualmente que “si vamos a Cataluña obligarán a nuestros niños a hablar en catalán” (oír cuña de radio), lo que de nuevo demuestra la falta de respeto hacia el catalán. Sí que es cierto que los niños que viven en Catalunya tienen la obligación de conocer el catalán pero igual que todos los españoles tienen el deber de conocer el castellano, entre ellos los niños catalanes. ¿Algún catalán una sola vez ha reprobado que en Catalunya se obligue a los niños a aprender el castellano? Nunca. Es más, incluso ERC ha dejado bien claro que en una Catalunya independiente el castellano sería lengua co-oficial junto con el catalán.

Paralelamente y como si fuera un cuentagotas, en los medios de comunicación españoles van apareciendo historias de padres cuyos hijos tienen problemas con su escolarización al ser en catalán. Es imposible rebatirlas todas pero podemos tomar esta por ejemplo que La Razón tituló como “Español, ni por prescripción médica”. La madre explica la situación de su hijo:

“A la hora de estudiar, pregunta mucho porque no entiende lo que dicen los libros y se lo tengo que traducir todo. Es una traba. Muchas veces estamos hablando en castellano y se me queda mirando como diciendo, no me he enterado de nada. De hecho, no le gusta nada estudiar catalán. Cuando vemos una película doblada al catalán, a los cinco minutos deja de verla porque no la entiende”.

Dejando de lado que el niño, según la propia madre no entiende ni el catalán, ni el castellano, es un perfecto ejemplo de alguien que si no estuviera escolarizado en catalán sería absolutamente imposible que algún día aprendiera esta lengua. En todas partes, siempre habrá niños que tengan problemas de aprendizaje y para eso existen las clases de refuerzo, de una lengua o de cualquier materia. Ante estos casos, para saber si son anécdota o un problema substancial, sólo podemos que observar las evaluaciones y, como ya hemos visto, los niños educados en Catalunya obtienen en los mismos exámenes notas superiores a la media española.

En realidad, la política de inmersión lingüística de la Generalitat es una mejor práctica mundial, estudiada de forma continua por otras regiones del mundo bilingües. En España, en cambio, el Tribunal Constitucional, a pesar de que el pasado la avaló con otras sentencias, ahora al juzgar el nuevo Estatut -que no implicaba ningún gran cambio en este sentido-, la ha desarticulado dejándola en una situación de inconstitucionalidad.


El catalán más allá de Catalunya

Un solo dato ya sería significativo: hay más universidades con programas de enseñanza en catalán en Alemania que en toda España.

La aspiración de los catalanes era que el gobierno central también apoyara y promocionara el catalán. Sin embargo, la percepción y los datos es que no es así.

Por un lado, existen continuos ataques a las inversiones que realiza la Generalitat para promover el catalán, algo que todos los estados, empezando por el español hacen con sus lenguas. Por ejemplo, algunos denuncian el alto coste del Institut Ramon Llull, el equivalente al Instituto Cervantes (ambos tienen el objetivo de promocionar sus respectivas lenguas). En 2011 el presupuesto del primero fue de 13 mios de euros frente a los 100 mios del segundo. Si tenemos en cuenta que los habitantes de Catalunya son el 16% de la población española (si no contáramos los habitantes sino los catalanoparlantes entonces serían unos 9 millones de personas, es decir alrededor del 18% de habitantes de España), en realidad el gasto per cápita es mayor en caso del Instituto Cervantes que no del Ramon Llull.

Es más, si tenemos en cuenta la situación de ambas lenguas, parecería lógico preponderar la defensa del catalán al ser una lengua mundialmente mucho más débil que el castellano y que, por tanto, el presupuesto dedicado a su defensa y promoción fuera mayor.

En todo caso, el ejemplo más claro de no respeto hacia el catalán en España es el constante intento en romper la unidad lingüística del catalán. Muchos españoles consideran el valenciano como una lengua diferente del catalán, cuando no hay ni un solo lingüista que lo defienda. La simple lógica de la historia debería ser suficiente: igual que Castilla reconquistó Andalucía y allí hoy se habla castellano y no andaluz, lo mismo sucedió con el catalán en valencia.

¿Qué % del vocabulario de una lengua debe ser diferente del de otra para que sean consideradas dos lenguas diferentes? ¿El 30%? ¿El 25%? En realidad, los lingüistas no fijan un % porque afirman que también deben tenerse en cuenta aspectos históricos y culturales. Pero en este caso ni siquiera debemos preocuparnos por ello porque el catalán y valenciano las comparten todas, exceptuando algunas palabras más locales como sucede en cualquier lengua. A los catalanes nos parece tan absurdo tener que defender esta cuestión como si un castellano tuviera que argumentar por qué el idioma que se habla en Extremadura o en Argentina es el mismo que el suyo, al margen de tener acentos diferentes y algunas palabras distintas. Por eso os explicaré un ejemplo real que habla por sí solo:

·         Hace años, la familia de una amiga mía valenciana estaban ansiosos porque, gracias a una nueva antena, esa noche podrían ver TV3 por primera vez. En aquella época sólo existían TVE y TVE2 por lo que la aparición de un nuevo canal era todo un acontecimiento. Al conectarse y oir la emisión en catalán, se quedaron atónitos. Lo entendían todo. A ellos que eran del PP siempre les habían contado que el valenciano era otra lengua. Tanta fue su estupefacción que se negaron a aceptar que “eso” que oían fuera catalán. Se fueron a dormir convencidos de que TV3, para la zona de Valencia, estaba emitiendo en valenciano …

Para aquellos que sigáis dudando, os propongo un ejercicio muy fácil:

·         Vamos a la web patrocinada por la Generalitat Valenciana para realizar una traducción automática de castellano a valenciano http://traductor.lasprovincias.es/
·         Allí pegamos el párrafo superior donde explicaba la historieta de esa familia valenciana y TV3
·         Obtenemos la traducción al valenciano.
·         Vamos a cualquier traductor catalán-castellano, pegamos el texto en valenciano y vemos si el sistema es capaz de darnos una traducción lógica o, como pasa cuando el texto no pertenece al idioma en cuestión nos da error.
·         Si lo hace correctamente, tendremos la prueba inequívoca de que el texto valenciano en realidad está en catalán y, por tanto, el valenciano es un dialecto o variedad del catalán.
·         El Gobierno central no tiene ningún traductor automático catalán-castellano, por lo que podéis utilizar o el más común en Catalunya, el de El País o el de Google.
·         En este caso he utilizado el de Google:


Texto en castellano ya lo tenéis arriba.

Texto traducido al valenciano:

“Fa anys, la família d'una amiga meua valenciana estaven ansiosos perquè, gràcies a una nova antena, eixa nit podrien veure TV3 per primera vegada. En aquella època només existien TVE i TVE2 pel que l'aparició d'un nou canal era tot un esdeveniment. Al connectar-se i sentir l'emissió en català, es van quedar atònits. Ho entenien tot. A ells que eren del PP sempre els havien comptat que el valencià era una altra llengua. Tanta va ser la seua estupefacció que es van negar a acceptar que 'eso' que sentien fora català. Se'n van anar a dormir convençuts de que TV3, per a la zona de València, estava emetent en valencià...”

Texto anterior traducido al castellano pero como si fuera catalán:

“Hace años, la familia de una amiga mía valenciana estaban ansiosos porque, gracias a una nueva antena, esa noche podrían ver TV3 por primera vez. En aquella época sólo existían TVE y TVE2 en la aparición de un nuevo canal era todo un acontecimiento. Al conectarse y sentir la emisión en catalán, se quedaron atónitos. Lo entendían todo. A ellos que eran del PP siempre les habían contado que el valenciano era otra lengua. Tanta fue su estupefacción que se negaron a aceptar que 'eso' que sentían fuera catalán. Se fueron a dormir convencidos de que TV3, para la zona de Valencia, estaba emitiendo en valenciano ...”

Sólo tenéis que repetir la prueba para ver que no he amañado nada… Y para aquellos que puedan pensar que igual el sistema detecta el idioma automáticamente, sólo tenéis que pone italiano en lugar de catalán y veréis como no es capaz de traducirlo.

¿Alguno de vosotros sigue pensando que el valenciano no es el mismo idioma que el catalán? ¿Ahora que tenéis esta prueba definitiva no reflexionáis sobre cómo es posible que os hayan estado mintiendo así? ¿Y por qué os han mentido? Y si os han mentido en un tema tan grave como éste ¿no empezáis a tener dudas sobre si no os habrán mentido en tantas otras cosas relativas a la historia de Catalunya, a la represión del castellano en Catalunya, al expolio fiscal a Catalunya, etc…???


En Baleares el absurdo está llegando a situaciones como en Maó, capital de Menorca, donde la nueva alcaldesa del PP ha prometido realizar un referendum para que el pueblo elija si quiere que el nombre oficial siga siendo el histórico de toda la vida, Maó, o la castellanización Mahón. ¿Os imagináis el escándalo que habría si en algún rincón de las Baleares o Canarias lleno de jubilados alemanes éstos decidieran por mayoría “alemanizar” el nombre del pueblo?

Peor es en Aragón. En la franja situada al este de su territorio, la parte que limita con Catalunya, el catalán es lengua de uso normal, tanto que esa comunidad autónoma dispone de una normativa lingüística para su promoción y defensa. Esta normativa ha sido actualizada reciéntemente por el PP, siendo uno de los cambios el referirse a la lengua como “aragonés oriental” en vez de “catalán”, tal y como se hacía hasta la fecha. Imaginaros por un solo momento, cuál sería  la reacción en España, si Catalunya decidiera que, a partir de ahora, el castellano que se habla en Catalunya es otra lengua y que se llama “catalán occidental”. Se hundiría el mundo…

De hecho, el PP Aragonés hizo una campaña de radio en contra de la “imposición del catalán en Aragón”, donde daban a entender que se les obligaria a todos a hablar en catalán (oír cuña de radio).


Al denunciar todos estos ataques de los diferentes gobiernos españoles al catalán y su unidad lingüística, no tenemos ningún afán “imperialista” por imponer el catalán en Valencia, Baleares o la franja de Aragón. Ellos son muy libres de decidir qué lengua quieren hablar y promocionar. Simplemente nos sentimos indignados al ver que, detrás de ello, sólo puede haber una intención: minusvalorar y hacer retroceder al catalán.


Respeto por la cultura catalana

He tomado el ejemplo de la lengua que es el más visible, pero no es ni muchísimo menos el único. En general, las faltas de respeto contra el catalanismo son continuas. Sin ir más lejos, es casi ya una norma encontrar en la prensa española artículos de opinión en los que se compara al nazismo. Escribir “nazionalismo” con “z” al hablar de Catalunya es una constante y los analogismos también:

Bono: “Cuando en Alemania empezó a ser sospechoso tener dos identidades, la catástrofe que todos lamentamos se avecinaba. Cuando ser alemán y judío empezó a ser sospechoso, las cosas empezaron a ir mal”. Ver artículo.

Marcelino Iglesias: "El hipernacionalismo ha provocado 100 millones de muertos en Europa". Ver artículo.

Francisco Vázquez, exalcalde de La Coruña y embajador en el Vaticano: “No hay ninguna diferencia entre un judío con estrella amarilla perseguido por los nazis y un niño catalán castigado por hablar castellano en el patio del colegio”. Ver entrevista en TVG.

¿Alguien se ha parado a pensar por un momento cómo se pueden sentir los nacionalistas catalanes cuando se les compara con la barbaridad del nazismo?

Y estas faltas de respeto no son nuevas de ahora. Quevedo en el siglo XVII ya escribió un panfleto con la revuelta de Catalunya en 1640 donde decía textualmente (ver texto):

"Son los catalanes el ladrón de tres manos … son los catalanes aborto monstruoso de la política"


Recogerlas todas sería imposible pero aquí podéis ver una buena muestra de ellas. Es imposible comprobar si todas son auténticas o no, pero algunas de ellas son citadas en numerosos libros, artículos y escritos.

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