miércoles, noviembre 6

El mito... o no del Expolio Fiscal

¿Por qué la mayoría de catalanes se sienten agraviados económicamente?

Por lo que se conoce como el “expolio fiscal”.


¿Qué es el “expolio fiscal”?

Son todos aquellos impuestos que cada año se recaudan en Catalunya y que nunca retornan.


¿Qué significa “retornar”?

El estado, directamente o a través de otras administraciones, recauda los impuestos que pagamos los ciudadanos. De lo que recauda, un parte se entrega a cada una de las CC.AA. para que desarrollen las competencias que tienen transferidas. Este reparto se realiza en base a un sistema de financiación de las CC.AA que fue propuesto y aprobado en su momento por el PSOE.

La administración central utiliza el resto de ese dinero para sufragar sus propios gastos (p.e. embajadas, ejército, Casa Real, pagos a pensionistas etc), así como sus inversiones (AVE, aeropuertos, carreteras, etc).

Lo que “retorna” a una C.A. es la suma de lo que el estado entrega al gobierno autónomo para sus propios gastos e inversiones, más la parte que se le debería imputar por la actividad que realiza la administración central y que, lógicamente, también es en beneficio de esa C.A.

Según los estudios de la Generalitat, el % de impuestos recaudados por el Gobierno central que no vuelven a Catalunya se sitúan siempre en torno al 40% (periodo 1986-2014), siendo el mejor año tan “sólo” un 29% y el peor un 50%. Estas cifras pueden sorprender porque el ratio que suele utilizarse para hablar del déficit fiscal es calculándolo sobre el PIB, que es el total de renta del país y no la parte de esa renta que pagamos en impuestos. P.e. en el 2014, una vez ajustadas las balanzas para neutralizar el déficit y calculadas según el método del flujo monetario, Catalunya dejó de recibir 16.570 millones de €, cuando aportó un total de 55.949 millones de los ingresos del estado central (cuadro 9, página 14 de "Els resultats de la balança fiscal de Catalunya amb el sector públic central els anys 2013 i 2014"). Es decir, en el 2014 uno de cada tres euros recaudados en Catalunya no volvieron. O dicho de otra forma, para que Catalunya no tuviera un déficit fiscal en el 2014, los gastos e inversiones del estado central en Catalunya deberían haber sido un 42% superiores.

Por eso, cuando hablamos del déficit fiscal como un % sobre el PIB puede confundir porque hay gente que cree que ese 10-15% es sobre los impuestos pagados y puede parecerles que no es excesivo... pero viéndolo como % sobre lo recaudado es cuando más patente queda el expolio fiscal que ya de forma estructural sufre Catalunya. Imaginarnos qué infraestructuras podríamos tener si cada año las inversiones fueran un 50% superiores....

Por si pudierais pensar que en la elaboración de estos datos la Generalitat no ha sido objetiva, el Gobierno central sólo ha hecho estudios similares para el 2005. Con sus datos el cálculo anterior daría un resultado muy similar.


¿Por qué lo que “retorna” no es exactamente igual a los impuestos recaudados en un territorio?

Por la función redistributiva que tiene el estado. Veamos un ejemplo:

Imaginemos un país compuesto sólo por dos personas donde cada año, Jordi gana 110 y Pepe 90. Si ese país fuera una economía capitalista pura y dura, cada uno de ellos se quedaría con lo ganado fruto de su esfuerzo. En cambio, si ese país fuera comunista, todas las ganancias se pondrían en un bote y se las repartirían a partes iguales: 110 + 90 = 200. Cada uno al final tendría 100.

Este sistema, que es la solidaridad absoluta, tiene un gran problema: desincentiva el esfuerzo personal. “Si acabaré teniendo lo mismo que Pepe, ¿para qué trabajar más que él?” pensaría Jordi. Sin embargo, el capitalismo salvaje tampoco sería correcto. Quizás Pepe se esfuerce lo mismo que Jordi pero no gana tanto como él porque sus padres no pudieron pagarle una mejor educación, o el terreno donde vive no es tan productivo como el de Jordi, o simplemente por mala suerte.

Para compensar estas injusticias (y también en parte porque a Jordi le interesa que Pepe se desarrolle y sea más rico porque así podrá venderle sus productos), es cuando aparecen las políticas redistributivas. Por ejemplo, Jordi le cede 5 a Pepe, quédandose al final con 105 y Pepe con 95. La diferencia de renta entre ambos se ha acortado, pero los dos siguen teniendo incentivos para trabajar más y mejor.

El gran problema, sin embargo, es cuando a Jordi le obligan a dar 15 a Pepe. En ese caso, Jordi se quedaría con 95 y Pepe con 105. Aquí es cuando Jordi, y cualquier de nosotros en su situación, diría: “Pepe me estás robando!”.

Y esto es exactamente lo que le sucede a Catalunya cuando después de ese “reparto” pierde posiciones frente a otras CC.AA. en el ranking de renta per cápita. Y eso sin tener en cuenta el coste de la vida en cada región, superior en Catalunya que en la media de España, lo cual supondría en la práctica bajar más en dicho ranking.


¿Cuáles son los argumentos de los que niegan la existencia del expolio fiscal?

1.    La solidaridad, es decir el reparto justo de las rentas, se realiza entre personas y no entre territorios. Si Catalunya paga más impuestos y recibe menos, es porque es más rica.

2.    En todo caso, aunque fuera entre territorios, no existen datos reales y fiables por lo que no puede afirmarse si existe o no el expolio fiscal.

3.    Como no existen datos reales o fiables, la Generalitat hace una estimación con unas fórmulas que no son correctas. Si se aplicara el mecanismo de cálculo correcto, la balanza fiscal no sería tan negativa y, por tanto, no puede decirse que sea un “expolio”.

4.    Si existiera esa balanza negativa, hay que tener en cuenta que la riqueza de Catalunya es gracias a que durante años, gracias al proteccionismo, ha dispuesto de todo el mercado español para ella. Y, por tanto, es justo que parte de esa riqueza vuelva a España.

5.    Igual sí que Catalunya tiene un déficit fiscal pero como lo puede tener Madrid, y ellos no se quejan cada día.

6.    Si la Generalitat no malgastara el dinero con sus "embajadas", TV3 y todo aquello que hace para apoyar la independencia, no tendría problemas de presupuesto.

Vamos a analizar cada uno de estos puntos.


1.   "La solidaridad es entre las personas, no los territorios"

O en otras palabras, los impuestos los pagan las personas, no los territorios. Y eso es cierto. Sin embargo, muchos de los gastos o inversiones no se realizan en las personas sino en los territorios. Por eso, es correcto analizar las balanzas fiscales entre territorios. Tanto como que la mayoría de países del mundo lo hacen.

Un ejemplo muy gráfico: si en el territorio pobre ponemos autopistas gratuitas y en el territorio rico las ponemos de pago, estaremos haciendo una gran injusticia. ¿Por qué? Porque los ricos que viven en esos territorios pobres se estarán aprovechando al no pagar peajes, a costa de los pobres que viven en los territorios ricos y pagan peajes.

Además, la propia Constitución española, no en uno ni en dos sino hasta en tres artículos habla de la “distribución de la renta regional”, “solidaridad territorial” y de “corregir desequilibrios económicos interterritoriales”:

Artículo 40 Redistribución de la renta. Pleno empleo

  1. Los poderes públicos promoverán las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa…

Artículo 138 Solidaridad e igualdad territorial

1. El Estado garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad, consagrado en el artículo 2 de la Constitución, velando por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo, entre las diversas partes del territorio español, y atendiendo en particular a las circunstancias del hecho insular.

Artículo 158.2

Con el fin de corregir desequilibrios económicos interterritoriales y hacer efectivo el principio de solidaridad, se constituirá un Fondo de Compensación con destino a gastos de inversión, cuyos recursos serán distribuidos por las Cortes Generales entre las Comunidades Autónomas y provincias, en su caso.



2.    "Como no existen datos reales y fiables, no podemos saber si existe el expolio fiscal"

Sí que existen datos reales y 100% fiables, pero sólo los tiene el Gobierno central. Por tanto, el Estado sí que podría calcular las balanzas fiscales como hacen la mayoría de gobiernos avanzados del mundo. El problema es que no quieren hacerlo. De hecho, el 29 de marzo del 2011 se aprobó una moción en el Congreso que instaba al gobierno a publicar las balanzas fiscales. Un año y medio después todavía no se han publicado, ni está previsto hacerlo.

En realidad, en más de 30 años de democracia sólo se han publicado las balanzas una vez: cuando ERC obligó al PSOE a hacerlo a cambio de su voto para gobernar en la Generalitat. Reflexionemos un momento sobre la situación:

·         Una de las partes denuncia la existencia de un déficit fiscal
·         La otra lo niega pero es la única que dispone de los números y no quiere mostrarlos

¿Si fuera verdad que este déficit fiscal no existe o que es muy pequeño, no sería más fácil publicarlos y así acabar de una vez por todas con esta polémica?

El único argumento del gobierno para no hacerlo era la cuestion que comentábamos en el punto anterior: como los impuestos los pagan las personas y no los territorios, no tiene sentido calcular las balanzas fiscales entre CC.AA.. Pero si fuera así, ¿por qué Alemania, Inglaterra o Estados Unidos sí lo hacen? ¿O por qué la Constitución habla de la necesidad de la solidaridad interterritorial y no se calcula si se cumple o no?




3.    "Si se aplica la fórmula correcta, el déficit fiscal catalán en realidad no es tan elevado"

Aunque el Gobierno no quiera calcular las balanzas fiscales, como buena parte de los datos están disponibles, la Generalitat sí que ha realizado un análisis en profundidad.

Para hacer este cálculo existen dos métodos: Flujo Monetario y Enfoque de Carga-Beneficio.

Flujo monetario:

·         Se basa en dónde se recaudan realmente los ingresos y en qué territorio se producen los gastos.
·         Más simple de calcular y, por tanto, más fiable.
·         Sirve para medir el impacto económico generado por la actividad pública en un territorio.

Enfoque beneficio:

·         Los ingresos se imputan en el territorio donde residen las personas que soportan los impuestos. Y los gastos en el territorio que realmente se beneficiará de dicho gasto.
·         Mucho más difícil de calcular y, por tanto, ofrece altas desviaciones según los criterios que se utilicen en cada partida para imputar el ingreso o gasto a un territorio u otro.
·         Sirve para medir el impacto redistributivo de la actividad pública


Como se apuntaba anteriormente, sólo existen dos análisis sobre las balanzas fiscales, el estudio del Gobierno en referencia al 2005 y el de la Generalitat focalizado en el periodo 2006-2009:


Déficit fiscal Catalunya % sobre PIB                    2005                media 2006-2009

Flujo monetario                                                         -8.7%                          -8.2%

Enfoque Beneficio                                                     -6.5%                          -5.7%


En el caso del Flujo Monetario existen series históricas desde 1986 en las que podemos ver que el déficit fiscal ha sido constante a lo largo de los años. Ni siquiera en la época previa a los Juegos Olímpicos, el déficit disminuyó (otro mito que circulaba hace años).


¿Cuál de los dos métodos es el correcto?

La principal diferencia entre ambos enfoques proviene del grueso de la administración central que reside en la capital, pero que en realidad trabajan para todo el estado (por ejemplo, el coste de los más de 400.000 funcionarios que trabajan en Madrid). Con el método de Flujo Monetario este gasto se imputaría sólo en Madrid. Con el enfoque Beneficio se reparte entre todas las CC.AA. Es verdad que, a priori, podría parecer más justo el segundo método, pero en ese caso no se tendría en cuenta el efecto capitalidad.

Es decir, a pesar de que los 400.000 funcionarios residentes en Madrid trabajan para todo el estado, no dejar de ser verdad que todos sus salarios acaban “quedándose” también allí (compras o alquileres de pisos, gastos corrientes en comida, ocio, etc…). La decisión de que estos funcionarios estén en Madrid es arbitraria. Si España fuera un auténtico estado federal podría tener, como es el caso de Alemania, sus ministerios, empresas públicas, entidades, etc… repartidos por todo el territorio en vez de concentrarlos en Madrid.

De esta forma, para valorar el impacto macro-económico sobre los diferentes territorios, el enfoque aceptado de forma mayoritaria por los economistas es el de Flujo Monetario. Buena prueba de ello es que en otros países sólo se considera este método (lo cual nos permite, además, poder realizar comparativos).

Además, en caso de que Catalunya se independizase el dinero que realmente obtendría de más la Generalitat respecto lo que realmente ya recibe es exactamente el déficit calculado según el enfoque monetario. Y eso sí que nadie lo discute.

Es por ello que desde la Generalitat se fija el déficit fiscal en una media del -8.2%, que es equivalente a 16.000 mios de € que cada año no vuelven a Catalunya. Visto en % puede parecer que no es mucho, pero recordemos que este % es sobre el PIB. En realidad y sobre los impuestos que pagan los catalanes, implica que de cada 100 € que pagan, 43 € no vuelven.

Los economistas españoles defienden, sin embargo, que el método de cálculo correcto es el de Beneficio y que, por tanto, el déficit “sólo” sería de alrededor del 6%, cifra tampoco nada desdeñable. En todo caso, esos mismos economistas indican que con este método peor es la situación de Madrid al tener un déficit del 9%. Dos hechos deben tenerse en cuenta, sin embargo:

  1. Efecto territorialidad: la CC.AA. de Catalunya incluye a Barcelona y también a toda la región. En cambio, la CC.AA. de Madrid sólo incluye su área metropolitana, mientras que el resto de la antigua Castilla se reparte en otras dos CC.AA. Si Barcelona fuera por sí sola una CC.AA. su déficit fiscal sería posiblemente todavía mucho más elevado que el actual de Catalunya. Para hacer un comparativo justo, deberíamos sumarle a Madrid las dos Castillas. En ese caso, su déficit fiscal según el enfoque beneficio bajaría del 9% al 4.5%, y entonces veríamos que es un 26% menor que el de Catalunya.

  1. Efecto capitalidad “administrativa”: Madrid se aprovecha de disponer de la renta que le proporcionan todos los funcionarios de la administración central, renta que en realidad no ha hecho nada para “merecer”, pues están allí como en el siglo XV estaban en Toledo. En un estado federal, los ministerios, instituciones u órganos podrían estar repartidos entre diferentes ciudades (Alemania) o centralizados en una “nueva” capital (EE.UU. o Brasil). Precisamente es la existencia de este efecto “capitalidad” una de las razones por las que la mayoría de países utilizan el método de cálculo de Flujo Monetario y no de Enfoque Beneficio.

O dicho de otra forma, si mañana Catalunya fuera independiente los nuevos funcionarios que necesitaría para realizar las tareas que hoy realiza Madrid, serían personas que vivirían en Catalunya, cobrarían su salario allí, pagarían sus impuestos allí y realizarían sus gastos allí. Por eso el método correcto es el enfoque monetario, que indica claramente dónde va a parar el dinero.



4.    "Es lógico que Catalunya tenga un déficit fiscal porque es más rica gracias al mercado cautivo que durante siglos ha tenido en España"

Primero de todo, ese mercado cautivo también lo era para el resto de España por lo que podrían haberlo aprovechado (y muchos lo han hecho). Además, Catalunya no tenía ninguna ventaja inicial frente al resto de zonas, antes al contrario. Desde el siglo XVIII hasta ahora, primero con las postas de correos y los caminos reales primero, después con el mapa de carreteras y ferrocarriles, y finalmente con las autopistas, autovías y AVEs, el diseño de España siempre ha sido radial, lo que ha perjudicado las exportaciones de Catalunya hacia Europa o la cuenca mediterránea hacia el sur, y en cambio ha favorecido el comercio de toda la península con Madrid.

En segundo lugar, no se puede hacer esta afirmación y ya está, sino que sería necesario calcular qué transferencia de renta sería “justa” pagar a cambio de tener acceso a este mercado cautivo. Si lo miramos en estos términos de “transacción económica”, antes de nada debemos aceptar que el precio justo sería el que unos están dispuestos a pagar y los otros a cobrar. Y, en ese sentido, está claro que los catalanes consideran que el 8% sobre el PIB es un precio exagerado.

Para ver si efectivamente es exagerado o no, hoy en día tenemos un buen ejemplo con la UE y su mercado único, donde podemos ver cuánto los estados más ricos o con mayor potencial económico están dispuestos a transferir o pagar a los estados más pobres a cambio de tener acceso a sus mercados. Y, a su vez, podemos ver por cuánto dinero estos estados más pobres, entre ellos España, están dispuestos a abrir sus mercados a los más ricos.

Hace muy poco se han negociado los presupuestos para la Unión Europea 2013. En esta negociación, Alemania y otros estados han defendido que nunca debería pasar del 1% del PIB. Es decir, aunque el total de este dinero fuera dedicado a la redistribución (p.e. en el 2012 los fondos de cohesión europeos apenas fueron un 10% del presupuesto total) estos Estados sólo están dispuestos a pagar el 1% del PIB (o el 0.1% si nos atenemos a lo que efectivamente se redistribuye entre los diferentes países) para mantener una estructura que les permite tener un mercado cautivo. Para lo que piensen que esto es consecuencia de crisis, antes de la misma nunca los presupuestos llegaron a superar el 1.3% o 1.4% del PIB.

Es decir, se mire como se mire es una cifra que no sostiene ninguna comparación con el 8% de déficit fiscal de Catalunya. Además, este déficit catalán ha sido continuo y estable durante los últimos 30 años (periodo en el que se disponen de cifras para medirlo), mientras que en la UE los estados tienen totalmente asumido que la filosofía de los fondos redistributivos o de cohesión es que con el tiempo vayan reduciéndose hasta desaparecer.


¿Cuál debería ser entonces el déficit fiscal correcto?

Hay varias formas de aproximarse. Por un lado tenemos la utilizada en Alemania donde por ley se ha regulado exactamente cuál debe ser el nivel de solidaridad interterritorial. En 1999, los landers más ricos que se sentían igual de perjudicados que Catalunya denunciaron la situación al Tribunal Constitucional que efectivamente dictaminó que la situación sobrepasaba lo “justo” y que el legislador debía redactar una nueva ley con unos principios claros, suficientemente desarrollados
y acordes con las direcciones constitucionales.

Estos principios se discutieron y acordaron de tal forma que:

·         Un Land pobre cuya capacidad financiera por número de habitantes esté entre el 70 o 90 por ciento de la media debe nivelarse, mediante la transferencia de los Länder ricos, hasta el 91 o 96 por ciento, respectivamente. Correlativamente, un Land rico cuya capacidad financiera por habitante supera entre el 110 o 130 por ciento de la media, tras la nivelación interregional, su capacidad financiera quedaría en el 104 o 109 respectivamente.

Capacidad financiera es igual al presupuesto disponible dividido por el nº de habitantes. En la práctica y viendo estos números en % sobre el PIB, implica que en el peor de los casos el déficit fiscal nunca puede sobrepasar el 4%, es decir como mucho la mitad del déficit fiscal de Catalunya.

Independientemente de los métodos de cálculo utilizados y de la valoración de si el 8% es mucho o poco, Catalunya lleva años reclamando que es necesario realizar un debate sobre este tema pero España de forma sistemática se ha negado. Esto, por si sólo, ya supone una buena prueba de quién defiende una postura justa o no.

Esta discusión sobre cuál es el nivel de solidaridad idóneo debería realizarse en un doble sentido: que fuera justo pero óptimo a la vez. Justo para que los que disponen de menor riqueza. Y óptimo para que, por un lado, no se convierta en un elemento desincentivador para ambos lados y, por otro, que no merme el potencial de desarrollo de los que disponen de mayor riqueza (incluso por el propio interés de las regiones más pobres porque así se aseguran que en el futuro podrán seguir recibiendo ayuda).

En general, hay un principio que la mayoría de economistas aceptan como criterio para fijar, si no el nivel de solidaridad óptimo, al menos el límite máximo para no ser injustos, y es el principio de la ordinalidad. Es decir, que después de hacer el “reparto” ningún territorio, lander, región o comunidad autónoma, pierda posiciones en el ranking de renta per cápita.

Este es el criterio que introdujo el nuevo Estatut del 2006 pero que la sentencia del Tribunal Constitucional declaró inconstitucional (ver Fundamento Jurídico118.C) básicamente con dos argumentos:

  1. Porque sería violar el principio de solidaridad de la Constitución
  1. Porque con este principio algunas CC.AA. no podrían asegurar el cumplimiento de sus servicios mínimos

En relación al primero, el TC obvió hacer ninguna reflexión sobre si el principio de solidaridad debe tener algún límite como veíamos al inicio de este apartado o como, por ejemplo, analizó el TC alemán.

En relación al segundo, el TC no encargó ningún estudio económico para realizar un análisis en ese sentido por lo que, en todo caso, su afirmación es totalmente libre e infundada, aunque pudiera ser cierta en sí misma! En ese sentido, lo que hubiera sido estimable es que, al igual que hizo el TC alemán, dictaminara que sería necesario realizar un estudio en profundidad para determinar los principios de solidaridad y los criterios correctos necesarios y que, como consecuencia de dicho estudio, se legislara para dejarlo lo más cerrado posible. Precisamente, lo que Catalunya lleva años demandando.

El otro gran criterio que fijaba el nuevo Estatut de Catalunya era que, para compensar el déficit de inversiones sufrido durante los últimos 30 años, durante 7 años al menos se asegurara que las inversiones del estado en Catalunya representaran el % de PIB de esta C.A. sobre el total PIB español. En el mismo FJ 118.C el TC también declaró inconstitucional este precepto por incumplir el principio de solidaridad y también el de coordinación de las políticas de infraestructuras que son responsabilida de la administración central.

No puede negarse que efectivamente este artículo del Estatut implica una bilateralidad con el estado que difícilmente será aceptada nunca por el Gobierno y demás CC.AA., pero no deja de ser una muestra clara de que la gran discusión pendiente en relación a las balanzas y déficit fiscal es cómo el Estado determina sus inversiones en cada una de las regiones.

En relación a este punto, son múltiples los estudios realizados desde Catalunya demostrando que la inversión del estado en esta C.A. de forma continua siempre está a niveles muy inferiores no sólo a la absorción del PIB sino a la de la población. Además, en esos estudios se constata que el dato real viendo finalmente la inversión ejecutada es todavía peor. Es decir, se presupuesta poco y se ejecuta menos.


¿Entonces es un “mito” inventado por los catalanes su supuesto expolio fiscal?

Desde el otro lado, en cambio, los estudios adolecen de datos y profundidad. Sólo para que sirva de ejemplo, el “gran” análisis encargado por la FAES para desmitificar la existencia del expolio fiscal en Catalunya, en su primer capítulo de los cuatro que dispone, en 24 páginas enteras sólo aparece un solo número y que en realidad hace referencia al 15% del traspaso del IRPF. ¿Es serio que en un análisis que pretende demostrar la inexistencia de un déficit fiscal, cuestión absolutamente económica, empiece y dedique una cuarta parte de su estudio a una reflexión en la que no se aporta ni un solo dato?

El resto de capítulos tampoco desmerecen a cuanto a su aportación, pues en dos de ellos se acaba reconociendo que efectivamente existe un déficit fiscal pero que “apenas es un poco mayor” del peor estado de EE.UU. Si tuviéramos tiempo, también explicaríamos que incluso esta reflexión no es correcta porque realiza asunciones falsas para llegar a esas conclusiones…

Quizás a destacar el realizado por Angel de la Fuente que posteriormente recibió el encargo del Gobierno para realizar un análisis sobre las balanzas fiscales entre CC.AA.


  • El primero de sus principales argumentos para negar el expolio fiscal es que “La tesis del expolio sin parangón resulta en principio poco plausible porque ni el sistema impositivo y de protección social español ni nuestro modelo de financiación territorial difieren de los existentes en los países de nuestro entorno de una forma que haga presagiar un especial maltrato fiscal a Cataluña”, olvidándose totalmente de que buena parte de las política sociales (educación y sanidad entre otras) son responsabilidad de las CC.AA. y que, por tanto, según la disponibilidad de sus presupuestos se pueden ejercer a un nivel de calidad u otro. Sin olvidar también que las “actuaciones de carácter económico” (es decir, las políticas de inversiones, infraestructuras, industria, comercio, etc…, una de las principales reclamaciones de Catalunya), pueden ser totalmente discrimantes, representando p.e. en el 2011 más del 10% del presupuesto (32.680 mios de € sobre presupuesto de 315.991 €).

  • Su segundo argumento es que al comparar el déficit fiscal catalán con el de los estados norteamericanos “Una vez se corrige por la diferencia de tamaño entre las Administraciones Centrales española y norteamericana, la situación catalana no tiene nada de extraordinario”. Esta corrección de tamaño viene dada porque al no tener EE.UU. sanidad pública, el presupuesto del estado es menor y, por tanto, es lógico que los déficits interterritoriales sean menores. De esta forma, aunque el peor de los estados Connecticut con -6% “se mantiene siempre por debajo de su homólogo catalán” no le merece ninguna pena.

  • El propio autor concluye que “También es cierto que la inversión pública de la Administración Central española ha sido más redistributiva de lo que hubiera sido razonable durante las últimas décadas”. Es decir, él mismo admite que hay un déficit fiscal más allá de lo razonable…


  • Por si fuera poco también indica que “Todo apunta a que en el caso de las regiones relativamente ricas de los países avanzados, Cataluña seguramente está más cerca de la regla que de la excepción”. En otras palabras, aún comparando a Catalunya con los más perjudicados, sigue teniendo déficits superiores a las regiones más ricas. Déficit que De la Fuente valora como poco excepcional sin que en ningún caso explique en base a qué criterio lo hace.
Como se ve, sus apreciaciones tienen siempre cierta ligereza en las conclusiones, destilando más opiniones ideológicas que no económicas. Este mismo "estilo", por decirlo de alguna forma, se observa en el estudio de las "Cuentas Públicas Territorializadas" que realizó por encargo del Ministerio de Hacienda. Simplemente como ejemplo, mencionar criterios que literalmente utiliza para realizar diversas asunciones para asignar un gasto a una Comunidad Autónoma u otra: "más o  menos" o algunos fantásticos "a ojo"...

En los últimos tiempos, otro paladín del mito del expolio fiscal, el ex ministro socialista Borrell, publicó el libro, o más bien panfleto, "Las cuentas y cuentos de la independencia". Y digo panfleto porque en lo relativo al cálculo del déficit fiscal, directamente no neutraliza las cuentas, un error de bulto que obviamente alguien de tan alta capacidad intelectual no puede realizar a no ser que sea con mala fe:
  • Si el estado recauda 100 y se endeuda en 20, puede gastar 120. Si en Catalunya ha recaudado 25 e invierte 25, según Borrell no hay déficit fiscal. Se olvida el economista que en resto de España se habrá recaudado 75 y se habrá invertido 95. La pregunta es: ¿quién pagará por esos 20 extras? Y la respuesta es: entre todos, también Catalunya. Si tuviéramos en cuenta la parte que, antes o después, Catalunya acabará pagando es obvio que tendría un déficit fiscal, justo por esa cantidad).


5.    "Y en todo caso, Madrid siempre tiene mayor déficit fiscal que Catalunya y no están todo el día quejándose"

Efectivamente Madrid tiene un déficit fiscal similar a Catalunya pero:


  • No ha sido siempre así. La serie histórica demuestra que Catalunya siempre siempre siempre ha tenido déficit fiscal.
  • Madrid tiene el efecto capitalidad económica en relación al pago del Impuesto de Sociedades de todas las empresas radicadas allí (la inmensa mayoría del IBEX 35 p.e.) aunque su actividad esté repartida por todo el territorio
  • Madrid tiene el efecto capitalidad administrativa: los cientos de miles de funcionarios del estado que, al tener centralizado en la capital todos los organismos, viven, cobran y gastan en Madrid, una renta que en realidad de nuevo se genera en todo el estado.
  • Y finalmente un efecto que nunca se comenta y que es obvio: si al déficit fiscal de Madrid le sumáramos el superávit de las dos Castillas, los números serían muy diferentes.

6.    "Si la Generalitat no malgastara el dinero con sus embajadas, TV3 y otros dispendios inútiles para apoyar la independencia, no tendría problemas de presupuesto"

La mayoría de españoles creen que sólo Catalunya tiene “embajadas” cuando en realidad todas las CC.AA. tienen oficinas en el exterior.

En realidad estas mal llamadas “embajadas” son delegaciones comerciales cuyo principal objetivo es promover las exportaciones y relaciones empresariales entre ambos territorios. Por eso una buena forma de analizar su correcto funcionamiento es viendo un ratio muy sencillo: nivel de exportaciones por cada delegación comercial en el exterior.

En concreto Catalunya tiene una delegación por cada 1.018 millones de € que exporta, igual que la media de todas las CC.AA. (1.002 mios € x delegación) según datos delegaciones informe PSOE 2010 y datos exportaciones estadísticas CC.AA.. Hasta 8 comunidades autónomas tienen un ratio peor que el de Catalunya. Es decir, en relación a su nivel de exportaciones tienen más delegaciones de las que les "tocaría". Por tanto, las CC.AA. a las que se les podría reprochar malgastar el dinero sería a esas ocho y nunca a Catalunya.

Otra prueba de que estas "embajadas" deberían ser una buena inversión, no sólo para Catalunya sino para cualquier comunidad autónoma es que, exceptuando Murcia y Asturias que con un número elevado de ellas sus exportaciones siguen siendo bajas, las seis CC.AA. que exportan más tienen entre el doble y el triple de delegaciones comerciales que las que exportan menos.

Por tanto, la pregunta pertinente sería ¿por qué no invertimos en tener más delegaciones y en hacer que funcionen todavía mejor?

En relación al coste de TV3, la única fuente que aporta datos comparativos de las diferentes televisiones públicas autonómicas es el informe que cada año Deloitte realiza para UTECA (asociación de televisiones privadas de España). En la presentación del informe del 2009, el último disponible, el coste neto por hogar en Catalunya es inferior al del País Vasco, Andalucía, Valencia, Baleares y Aragón y muy cercano a la media española. En realidad, entre todas las televisiones que emiten en lenguas diferentes al castellano tan sólo la de Galicia resulta más barata que TV3. Y eso en términos de por hogar, si el cálculo se realizase sobre PIB la situación en el ranking todavía sería más favorable para Catalunya.

Además, buena parte del sentido de disponer de una TV autonómica es para defender y promover el uso de una lengua propia, de tal forma que quizás la pregunta más correcta sería:

¿Qué sentido tiene que comunidades cuyas televisiones autonómicas emiten en castellano como Andalucía (121 €/hogar) o Aragón (145 €/hogar) gasten más que Catalunya (114 €/hogar) en su TV autonómica?


¿O por qué comunidades como Murcia (110 €/hogar), Castilla la Mancha (104 €/hogar) o Canarias (96 €/hogar), que no tienen ninguna necesidad de promover su lengua propia en cuanto no tienen, su cadena autonómica tiene un gasto muy similar al de TV3?


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